Lo que nadie te contó sobre aplicar design thinking a la ingeniería de software
Las metodologías ágiles están ampliamente extendidas en las compañías dedicadas a la ingeniería de software. Sin embargo, hay otras metodologías menos extendidas, cuya aplicación en entornos ágiles favorece algunas de las características que se busca en este tipo de organizaciones. En Kurago combinamos el scrum con design thinking. Estas son algunas notas de lo que hemos aprendido en el tiempo que llevamos trabajando de esta manera.
La incertidumbre es uno de los retos que presentan los procesos de digitalización. Métodos como el design thinking ayudan a mitigar esa incertidumbre, al aportar la creatividad necesaria en un entorno controlado. La aplicación del design thinking en diferentes ámbitos no supone una novedad, grandes compañías como Microsoft, Spotify o Zara lo han incorporado en sus procesos de innovación. La cuestión que se plantea es si cualquiera, aplicando los cinco pasos descritos por el design thinking, puede llegar a desarrollar un producto de éxito. La respuesta a esta pregunta es, por supuesto, no.
Según mi experiencia para que la aplicación de los cinco pasos del design thinking (empatizar, definir, idear, prototipar y testear) pueda generar un resultado con efecto WOW, es necesario poder romper una serie de barreras. Estos obstáculos tienen que ver con la actitud ante el proceso y la involucración de los diferentes actores en el mismo.
Involucrar al cliente en el proceso es crucial
Una de las cuestiones que más pueden influir en el éxito del proyecto es la implicación del cliente en este proceso. El cliente debe ser un agente activo, solo de esta forma estaremos seguros de cada uno de los pasos que vamos dando hasta el diseño final. Esto genera certidumbre en un doble sentido, hacia el cliente porque este está informado en cada momento de los pasos que se van dando y puede participar ofreciendo su perspectiva, y hacia el propio equipo de trabajo, que cuenta con el feedback necesario para poder avanzar en las ideas que está desarrollando.
Ningún producto será realmente un éxito si no genera algún tipo de emoción en el cliente. Esto no es solo válido para el retail, ocurre también en el entorno industrial. Resolver los problemas que se plantean en un tiempo determinado sin más ya no es suficiente. El cliente tiene que percibir ese valor añadido, en forma de recompensa emocional. Solo si logramos que el cliente empatice con nuestra solución conseguiremos colocarle en el estado que necesitamos para que nos ayude a avanzar en la dirección correcta. No solo eso, si conseguimos engancharle con éxito durante este proceso, se convertirá en prescriptor de la solución en fases posteriores.
Hay que decidir si la organización está en un ciclo de eficiencia y procesos incrementales, o por el contario no busca la eficiencia sino la innovación.
Contar con el tiempo y los recursos necesarios es esencial
Otra de las cuestiones cruciales para el éxito del design thinking es contar con el tiempo necesario para crear de manera colectiva e individualmente y sobre todo para equivocarse. Estos procesos requieren una inversión en recursos y tiempo cuyos costes hay que valorar. Esta inversión que puede resultar ineficiente es sin embargo la manera de generar procesos realmente innovadores. Darle libertad al equipo para que pueda experimentar en cualquier fase del proceso es fundamental.
Es cierto que la innovación solo puede provenir de la generación de ideas y que una de las formas de generar ideas es utilizar el design thinking; pero no es menos cierto que solo si modelamos esas ideas para que respondan a los estándares del negocio, conseguiremos tener éxito en este proceso sin comprometer la viabilidad de la organización. Podemos crear un ambiente de juego para promover el pensamiento y la ideación. En lo que a recursos e inversión se refiere este es un tema trascendente ya que puede estar en juego el futuro de la compañía, si no se gestiona de manera controlada. Hay que decidir si la organización está en un ciclo de eficiencia y procesos incrementales, o por el contario no busca la eficiencia sino la innovación. Intentar lograr ambos aspectos no suele ser posible. Lo importante es saber a qué carta has decidido apostar, no todos los momentos y las circunstancias son iguales.